Día 154: Florencia y Verona

Aprovechamos nuestra mañana para hacernos desayuno, entre las provisiones que nos dieron los italianos y cositas que traíamos, nos dimos un Señor Banquete. Ya satisfechas, salimos a recorrer Florencia, ahora de día. Pasar por la Galeria Uffizi y la Academia (donde está el David).
Faltando una hora para nuestro próximo tren, iniciamos el camino para la estación.
Logramos llegar muy bien de tiempo y abordarlo. Payaseamos muchísimo en el tren (es que son muy divertidos los trenes, y cómodos).
Pero nuestras aventuras apenas iniciaban, porque llegando a Verona, fuimos obedientemente (según las instrucciones del hostal) a la parada del autobús 601 que nos llevaría al pueblito donde quedaba nuestro hostal.
Esperamos por hora y media, y por fin llegó.
Llegó solo para avisarnos que venía del pueblito –Sona-, y que sí era el autobús. Pero el último recorrido salió 30 minutos antes de que llegaramos a Verona. (Osea, imposible alcanzarlo).
Como no teníamos tanto dinero para tomar un taxi, las niñas decidieron caminar.
Y caminamos.
11 kilómetros.
Con equipaje.
Luego con lluvia a tramos.

Finalmente, a la media noche.
Llegamos a nuestro hostal, que gracias a Dios fue un lugar encantador.
Y digo gracias a Dios con tanto énfasis porque de no haber sido bonito nos dábamos un tiro con los plátanos que teníamos… después de la bendita caminata que nos aventamos.

Pero sí, el hostal y el pueblito era una delicia.
Esa noche, a pesar de todo, descansamos muy muy agusto, creo que es de las mejores camas en las que he estado.

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