Fénix.
Bésame, bésame y conocerás que mis labios son ajenos.
Una vez fueron mios, y otro día ya no.
Otro los amó tanto, que los guardó.
Pero bésame y descúbrelo.
O bésame y besa mis cenizas.
Bésalas y renace mis labios.
Devuélmelos y te los regalaré.
No me importaría volver a perderlos a cambio de recuperarlos.
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