Intermedio.
Rara vez protagonizo una noche de amigas, esas noches de platicas para ponernos al tanto de nuestras vidas... específicamente de la sección amorosa. De pronto, parece que puedo ser yo la única que tenga todo un lío de cosas en su mente, listo para desenredar con ayuda de amistades y un tanto mas de ese dulce vino.
Naturalmente, no era común que resaltara o fuera atacada por preguntas acerca de mis decisiones románticas. Ni siquiera esperaban escuchar de algún acto apasionado con mi entonces pareja; en parte porque tener el mismo novio desde los 16 no significaba mucho, sino poco: cotidianidad y costumbre (además de valentía, decían).
No me malinterpreten e intenten avanzar en páginas, mi noviazgo siempre fue interesante, y si, con muchos momentos de pasión: para nosotros. A los ojos del mundo no tanto, y a lado de las peculiares tragicomedias de acción y romance que mes tras mes dirigían mis amigas, o los ataques de pasión que con tanto orgullo relataban mis amigos. Pues... menos.
Me avergüenzo un poco al recordar esos seis años y contrastarlos con estos últimos seis meses.
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